Barbora Markéta Eliášová (1874-1957)

Barbora Markéta Eliášová - primera mujer-exploradora checa

Viajar por el mundo y conocer la cultura y las tradiciones de las naciones del orbe, era el gran sueño de Barbora Eliášová. Nunca llegó a pensar que un día ese sueño se haría realidad, pero los caminos del destino nos deparan más que una sorpresa y tal fue el caso de la primera representante checa de sexo femenino que consagró su vida a la exploración de tierras lejanas, Barbora Eliášová.

Barbora Markéta Eliášová, foto: ProstorBarbora Markéta Eliášová, foto: Prostor Barbora Eliášová nació en el año 1874 en la aldea de Jiříkovice, en las proximidades de la ciudad morava de Brno. Los padres de Barbora fallecieron poco después de que ella naciera, por lo que unos vecinos se encargaron de la pequeña huérfana. La infancia de Barbora no fue feliz. Como era huérfana se vio obligada a trabajar duro desde pequeña y le faltó el amor y el cariño de los seres más queridos, sus padres.

Una de las pocas personas que trataba bien a Barbora era su maestro de escuela, quien cultivó en ella el amor a los libros y al conocimiento en general. Gracias a la lectura, Barbora fue descubriendo nuevos mundos y esto despertó en ella el anhelo de salir del medio que la rodeaba y conocer otras personas y tierras.

Barbora Markéta Eliášová en Tokio en 1913Barbora Markéta Eliášová en Tokio en 1913 Barbora se dedicó al estudio de idiomas en Praga y posteriormente trabajó algún tiempo como maestra de idiomas en escuelas para niñas. Vivía en condiciones muy modestas, tratando de ahorrar para poder materializar sus sueños. Al haber ahorrado algún dinero se tomó unas vacaciones de un año y partió a explorar tierras lejanas....

En 1912 Barbora Eliášová emprendió un viaje en tren, a través de Rusia, hacia el Lejano Oriente, siendo su meta el Japón. Durante su estancia en ese país se dedicó a enseñar idiomas europeos, lo que le permitió quedarse allá durante todo un año y conocer más de la vida de sus habitantes.

A Praga regresó Barbora a través de Hawai y Estados Unidos, efectuando así su primer viaje alrededor del mundo. Las vivencias de su estadía en Japón y del largo viaje de regreso las expuso en su primer libro, que logró publicar en Praga sólo después de haberse comprometido a cubrir todos los gastos editoriales. Japón encantó a Barbora de tal manera, que regresó a ese país después de haber finalizado la Primera Guerra Mundial y con la intención de permanecer allí más tiempo. Trabajó en la Embajada de la recién constituida Checoslovaquia, en varias escuelas japonesas daba asimismo conferencias sobre su país, un nuevo Estado en el corazón de Europa, y escribía para revistas niponas. De regreso a su Patria realizó otro viaje alrededor del mundo, esta vez con varias escalas.

El terremoto en Yokohama, Foto: La biblioteca central de Yokohama, Wikimedia CommonsEl terremoto en Yokohama, Foto: La biblioteca central de Yokohama, Wikimedia CommonsPor tercera vez regresó a Japón en el año 1923. En esta oportunidad le tocó vivir una experiencia trágica e inesperada: experimentó en carne propia el terremoto que el 1-ro de septiembre de 1923 afectó a la región de Tokio y de Yokohama, y terminó con 150 000 vidas humanas. Barbora sobrevivió a la catástrofe sólo por milagro. Se salvó, pero perdió los pocos bienes materiales que tenía.

Gracias a la ayuda de la Embajada Checoslovaca pudo retornar a su Patria. Como de costumbre, el viaje de regreso lo hizo alrededor del mundo y, como si fueran todavía pocos sus sufrimientos, durante el viaje de regreso el tren en el que iba chocó con otro. Tampoco ese accidente, por suerte, afectó físicamente a la exploradora checa. Regresó a Praga y escribió un nuevo libro al que, pasado algún tiempo, siguieron otros, y también otros viajes.

De pobre huérfana, Barbora Eliášová llegó a convertirse en la primera exploradora femenina independiente. Barbora nunca deseó adquirir bienes materiales. La posibilidad de realizar viajes, conocer tierras lejanas y la vida de los pueblos, fue su mayor riqueza.

A pesar de su amplia contribución al conocimiento en Checoslovaquia de países lejanos, la labor de Barbora Eliášová no llegó a ser reconocida debidamente por las autoridades oficiales. Al igual que su infancia, los últimos años de la vida de Barbora fueron infelices. Falleció abandonada por todos, en abril de 1957, a causa de una larga enfermedad. Sus méritos llegaron a ser apreciados sólo algunos años después de su muerte.