El primer vapor navegó por el Moldava hace 200 años

Foto: Ondřej Tomšů

La navegación a vapor checa celebra su 200 cumpleaños. A pesar de que el primer intento realizado en Praga el 1 de junio de 1817 se convirtió en un fracaso absoluto, este tipo de transporte cuenta con una historia amplia y sigue gozando de gran popularidad en este país hasta la fecha.

La primera navegación fue un fracaso

Josef Božek,  foto: free domain
El 1 de junio de 1817 numerosos habitantes de Praga se reunieron a orillas del río Moldava, en el parque de Stromovka de hoy.

Los praguenses llegaron allí para asistir a un hecho histórico: el mecánico y constructor Josef Božek prometía estrenar en las aguas checas el primer barco de vapor.

Sin embargo, el día que debió inscribirse con letras de oro en la historia se convirtió en un fiasco, según recuerda Jan Hamza, presidente de la Compañía de Navegación a Vapor de Praga (Pražská paroplavební společnost).

“Él trató de estrenar el vapor por medio de lo que hoy llamaríamos la financiación colectiva. O sea que intentó recaudar dinero para su proyecto que buscaba apoyar el desarrollo de la navegación a vapor en las tierras checas. Sin embargo, el evento fracasó. Ese día se desató una tormenta acompañada de fuertes vientos. Además, en el lío surgido alguien le robó la alcancía con los medios recaudados. En fin, un fiasco”.

Dicen que el mecánico endeudado y enfurecido rompió la máquina, dejó de dedicarse a los experimentos con propulsión a vapor y comenzó a montar bombas para torres de agua y vagones de ferrocarriles.

Una navegación fabulosa con Andersen

La primera navegación de un barco de vapor a nivel mundial fue realizada por Robert Fulton en el río Hudson, Estados Unidos, en 1807, o sea diez años antes del experimento llevado a cabo por el señor Božek en el río Moldava.

Foto: Ondřej Tomšů
El checo, no obstante, mantuvo el paso con el comienzo del transporte de vapor en Europa donde las primeras naves inglesas comenzaron a navegar una vez finalizadas las Guerras Napoleónicas, en 1816.

Pese al fracaso del señor Božek, este tipo de transporte se impuso en las tierras checas más tarde. La primera nave de vapor titulada Bohemia fue construida en Praga en 1841.

La primera empresa nacional que empezó a dedicarse a la navegación por el río Elba, al norte del país, comunicaba la ciudad checa de Obříství con Dresde.

“Cabe mencionar que uno de los primeros pasajeros de esta línea fue el famoso escritor danés Hans Christian Andersen. Se trató de uno de los viajes pioneros. En el Elba entonces no había mucha agua. Este barco fue único por ser fabricado de madera, que contaba con un armazón ligero, una máquina de vapor y un calado de apenas 40 centímetros. Gracias a ello llegó hasta la ciudad de Dresde donde sirvió de publicidad para un nuevo concepto de construcción de las naves modernas”, dice Jan Hamza.

Más de cien kilómetros navegables

Foto: Ondřej Tomšů
Los barcos de vapor adquirían cada vez más popularidad en Bohemia, sobre todo en los ríos Elba y Moldava, sostiene el director de la Compañía de Navegación a Vapor de Praga.

“Uno de los mayores entusiastas en este sentido fue el posterior alcalde de Praga, František Dittrich, que en 1864 reunió a los burgueses más destacados de la capital, que fundaron una sociedad anónima y ese mismo año consiguieron el dinero necesario para la construcción del primer vapor que llevó el nombre de Praga”.

Un año más tarde la nave fue botada al río dando inicio a la era de la Empresa Navegación a Vapores de Praga.

El mayor auge lo vivieron los vapores en Checoslovaquia en el año 1921 cuando trasladaron a más de dos millones de pasajeros.

Al desarrollo de la navegación a vapor ayudó mucho también la construcción de esclusas.

Jan Hamza,  foto: Ondřej Tomšů
“Hasta el año 1921 no era posible navegar por Praga debido a los vertederos hidráulicos que lo imposibilitaban. Gracias a las esclusas y la canalización el Moldava cuenta hoy con un recorrido de 102 km navegables, desde la represa de Slapy hasta la confluencia del Moldava y el Elba en la ciudad de Mělník. Ese es nuestro territorio”, indica Jan Hamza.

Hoy día los vapores pueden navegar por el Moldava durante todo el año a diferencia del pasado.

“Tratamos de mantener la continuidad, o sea que realizamos viajes a diario, incluido el periodo de invierno, lo que antes no era posible. Antes de la construcción del sistema de represas en el Moldava, el río solía congelarse de manera que la gente pudo patinar sobre la superficie. Tras la realización de estas obras, el Moldava se calentó y no suele congelarse del todo así que posibilita la navegación invernal”, agrega.

El transporte más seguro

Foto: Ondřej Tomšů
La compañía Navegación a Vapor de Praga ofrece varias líneas regulares, como a la represa de Slapy y la ciudad de Mělník, y naturalmente giras por Praga.

“Una de las líneas más populares va al Jardín Zoológico de Praga que cuenta con una tradición de 63 años. Y luego realizamos giras con salida y destino de diferentes malecones de Praga. Gracias a la situación geográfica del Moldava, que pasa por el casco histórico, de la nave se pueden ver los monumentos más bonitos de la capital checa, como el Teatro Nacional, el Castillo de Praga y el Puente de Carlos, entre otros”, señala Jan Hamza.

En estas giras, los turistas pueden escuchar comentarios en ocho lenguas.

El transporte naval es el más seguro. El último vapor (Mescery) encalló en el Moldava en 1830.

Foto: Ondřej Tomšů
“Según las estadísticas, el transporte naval es el más seguro de todos y cuenta con una tasa de accidentes mínima. Generalmente con dos o tres accidentes por temporada, como máximo, que no suelen ser fatales”, resaltó Jan Hamza.

La Navegación a Vapor de Praga, y su sucursal Prague Boats, dispone de 20 naves, entre vapores históricos y naves de motor o de propulsión híbrida.

La empresa cuenta con un número de pasajeros creciente en los últimos años, que asciende a unas 400.000 personas por temporada.