Monumento a los Niños de Lidice, símbolo eterno de la barbarie nazi

Foto: Ondřej Tomšů

Este sábado se cumplen 75 años del día en que los nazis irrumpieron en el pueblo checo de Lidice, haciéndolo desaparecer por completo del mapa. Los hombres fueron fusilados, las mujeres y niños mayores enviados a campos de concentración, y los niños menores y bebés llevados a Alemania para ser reeducados. En un solo día Lidice fue arrasado, pero su nombre y destino no fueron olvidados.

Lidice | Foto: ČT24
El 9 de junio de 1942 se efectuaron en Berlín los funerales del protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, quien falleció a causa de las heridas sufridas el 27 de mayo durante un atentado en Praga. A modo de venganza, y desconociendo entonces los nazis la pista de los autores del atentado, decidieron vengarse del pueblo checo en general.

La primera meta de esa venganza fue el pueblo de Lidice, a cuyos habitantes los nazis culpaban de haber colaborado con los autores del atentado contra Reinhard Heydrich. El 10 de junio de 1942 en horas de la mañana los nazis entraron en la aldea y al cabo de unas horas dejaron tras sí un verdadero infierno. Los 192 habitantes masculinos, incluidos adolescentes, fueron fusilados directamente en el lugar, las 196 mujeres y 104 niños enviados a campos de exterminio, donde 82 menores fallecieron.

Los nazis querían que no quedara ni un solo rastro de Lidice

Martina Lehmannová,  foto: Ondřej Tomšů
Con motivo del aniversario, Radio Praga visitó el lugar de la tragedia, donde actualmente se encuentra un Monumento de Lidice con un museo, y en cuyas proximidades fue levantado un nuevo pueblo de Lidice después de la Segunda Guerra Mundial. Recorrimos el área en compañía de Martina Lehmannová, directora del Monumento de Lidice, quien contó algunos pormenores de aquellos tristes sucesos.

“Allí, detrás del castaño en flor, se encuentra el cementerio actual de Lidice, muy cerca del cual estaba situado el cementerio original del pueblo. Pero como el arrasamiento debió ser total, los nazis destruyeron con explosivos incluso el cementerio. La tarea fue que no quedara ni un solo rastro de Lidice. Antes de la tragedia había aquí 101 casas”.

Estatuas infantiles de bronce hacen recordar el triste destino de los niños de Lidice

Además de una cruz con una corona de alambre, un rosal con rosas enviadas a Lidice después de la guerra por personas del mundo entero, y los restos de los cimientos de algunas casas del antiguo pueblo, se encuentra en el área del Monumento de Lidice un llamativo grupo de estatuas infantiles, el Monumento a los Niños de Lidice, según explica Martina Lehmannová.

En total 82 niños de Lidice fueron asesinados en un campo de concentración nazi, o no sobrevivieron las duras condiciones reinantes en el lugar.

“Aquí se encuentra el monumento a los 82 niños de Lidice que fueron asesinados, que no sobrevivieron el traslado a Polonia o las condiciones en los campos de exterminio de Chelmno, cerca de la ciudad polaca de Lodz”.

Al pie del monumento hay numerosos muñecos de peluche que suelen dejar allí en recuerdo algunos visitantes, en especial los niños, como cuenta Lehmannová.

”El Monumento a los Niños de Lidice es una de las principales metas de los grupos de escolares que visitan este lugar. Sean ya grupos de alumnos de escuelas de la República Checa, o de colegios del extranjero, por ejemplo de Alemania, Japón o cualquier otro país.”

En el museo son leídas cartas que los niños de Lidice enviaron a sus familiares desde Chelmno

En un video proyectado en el Museo de Lidice, aparecen niños que leen las cartas que algunos de los menores de Lidice enviados al campo de Chelmno escribieron a sus familiares, sin poder saber que pronto serían enviados a cámaras de gas o que perecerían por el mal tratamiento o malas condiciones higiénicas.

“Nuestra única propiedad es la ropa que llevamos puesta”, escribió a sus familiares uno de los niños de Lidice desde el campo de concentración nazi.

”Nuestra única propiedad es la ropa que llevamos puesta”. “Abuela, por favor, ¿podrías enviarme alguna ropa para poder cambiarme? Andamos aquí descalzos. No te enojes conmigo que te moleste y que te pida tantas cosas. Prometo que tu generosidad te la devolveré de alguna forma”.

El Monumento a los Niños de Lidice es símbolo de los horrores de los enfrentamientos bélicos. Su autora, la escultora checa Marie Uchytilová, a quien conmovió profundamente el destino que sufrieron los menores de ese pueblo situado cerca de Praga, lo había concebido como un homenaje a todas las víctimas infantiles de la Segunda Guerra Mundial, recalca Martina Lehmannová, directora del Monumento de Lidice.

”El monumento lo proyectó la escultora Marie Uchytilová, quien realizó también algunas de las esculturas. Al fallecer la artista en noviembre de 1989, la obra fue terminada de a poco por sus colaboradores y familia. Las primeras estatuas de los niños de Lidice, hechas de bronce, fueron instaladas en el área del Monumento local a mediados de los años 90, y su número posteriormente fue ampliándose. Hubo muchas discusiones sobre si instalar la obra aquí o no, pero yo creo que éste es su lugar, porque se trata de una obra de advertencia ante los horrores bélicos que merece atención”.

El 10 de junio de 1942 los nazis arrasaron el pueblo checo de Lidice y fusilaron a los 192 hombres del lugar, como acto de venganza por el asesinato poco tiempo antes, del protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. Las mujeres y niños de Lidice fueron enviados a campos de concentración.

Las últimas siete estatuas fueron develadas en el año 2000. Actualmente 42 muchachas y 40 muchachos que componen el Monumento a los Niños de Lidice fijan sus tristes miradas en dirección a su desaparecida aldea. Según sostiene Lehmannová, una réplica en yeso de esta obra se puede ver también en otro lugar de la República Checa.

”Lidice no es el único lugar donde se encuentra este monumento. Es que para su realización en bronce fue necesario hacer unas estatuas de yeso primero. Éstas se encuentran ahora en el Museo de la Segunda Guerra Mundial, en Hrabyně, en el noreste del país, en el otro extremo de la República Checa. El legado de la obra, que es advertir de los horrores y tragedias de la Segunda Guerra Mundial a través del triste destino de los niños y exhortar a que nunca jamás se permita que algo semejante se repita, une simbólicamente esos dos lugares y a través de ellos esperamos que llegue a otros rincones del mundo”.

La directora del Monumento de Lidice recordó que la escultora Marie Uchytilová había acompañado su obra en homenaje a las víctimas infantiles de la guerra con el siguiente texto:

“En nombre de la paz entrego a los 82 niños de esta nación a su planicie natal en forma de un símbolo de advertencia y recuerdo a los millones de niños asesinados en las guerras desencadenadas sin sentido alguno por habitantes de la Tierra. A través de las esculturas envío a las naciones un mensaje de entendimiento. Espero que junto a este símbolo de la tumba colectiva de los niños de Lidice lleguen a reconciliarse los vecinos unos con los otros”.