La remolacha azucarera retorna a los campos checos

Foto: ČTK

La remolacha azucarera regresa al campo checo después de que hace unos seis años pareciera que su cultivo iba a desaparecer en relación con la reforma de la Unión Europea del sector azucarero. El restablecimiento de las plantaciones de remolacha se debe a que este producto agrícola es aprovechado actualmente también para la fabricación de biocombustibles.

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La fabricación de biocombustibles ha aumentado marcadamente en el mundo entero en los últimos años. El impulso ha sido el creciente consumo de energías y el aumento del precio del petróleo. La demanda de los biocombustibles llevó en la República Checa al restablecimiento del cultivo de remolacha azucarera en los últimos dos años, en tanto que materia prima para la producción de etanol.

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En los años 80, el país exportaba azúcar, pero con la reforma de Bruselas aplicada en el año 2006, el cultivo de remolacha azucarera se vio drásticamente reducido. Chequia se vio obligada a importar azúcar, ya que en el país dejó de funcionar la mayoría de las decenas de plantas azucareras existentes hasta entonces, según confirma Miloš Porč, director de la Cámara Agraria Regional de Olomouc.

”En el marco de todo el país, la producción de azúcar se redujo en 102.000 toneladas desde el año 2006. Esta reducción se debió a las nuevas cuotas implantadas por Bruselas a los países comunitarios en la fabricación de azúcar y a la reducción del precio mínimo garantizado del azúcar. Pero esta política significó grandes pérdidas para Chequia.”

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El boom de los biocombustibles llevó al restablecimiento de la popularidad y rentabilidad de la remolacha azucarera entre los agricultores checos. Sus plantaciones ocupan actualmente centenares de hectáreas de tierras agrícolas. Una tonelada de remolacha se vende por unos 40 euros en promedio. Y la demanda de biocombustibles permitió restablecer la fabricación de azúcar en el país, según confirma Ivo Mikstein, director de la planta azucarera de Litovel, en la región morava de Olomouc.

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”Nuestra planta procesa la remolacha que se cultiva en la zona de Haná. Aunque la cosecha de este año ha sido más baja que el año pasado a causa de la sequía, su calidad es buena. Una parte se utiliza para la fabricación de azúcar y otra para biocombustibles. Nosotros fabricamos aquí unas 400 toneladas de azúcar blanca al día”.

Los productores de azúcar nacionales confían en que gracias a la creciente popularidad de los biocombustibles, la remolacha no volverá a desaparecer de los campos checos. Esto permitirá a su vez mantener la producción nacional de azúcar y conservar su actual precio de poco menos de un euro por kilo también el próximo año.