Checos y brasileños investigan cómo la gente elige a su pareja

Foto: CC0 / Pixabay

Un equipo de científicos checos y brasileños ha estudiado el papel que juegan los parecidos de personalidad a la hora de elegir pareja.

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Cuando imaginamos a nuestra media naranja, todos deseamos que tenga una personalidad parecida a la nuestra, en realidad a la hora de escoger las cosas funcionan de forma distinta. Estas son en resumidas cuentas las conclusiones de un estudio llevado a cabo por un equipo conjunto de científicos de la Universidad Carolina de Praga y de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil.

Los expertos se centraron en hombres heterosexuales y homosexuales de la República Checa y Brasil, preguntándoles sobre los rasgos de carácter que prefieren en una pareja y, al mismo tiempo, sobre la personalidad de su compañero actual. Para el estudio se ha preguntado a los sujetos elegidos sobre los llamados Big Five de los rasgos de personalidad: extraversión, resistencia al cambio, responsabilidad, amabilidad y neuroticismo o inestabilidad emocional. Los deseos y la realidad chocan casi totalmente, explica la psicóloga Zuzana Štěrbová.

“Hemos descubierto que la gente prefiere tener una pareja parecida a ellas en todas las características, excepto en el neuroticismo. Aunque la gente asegura que quiere una pareja parecida en todas las características, al final solo tiene consecuencias reales la extroversión. Es curioso que cuando miramos las características absolutas sobre lo que influye en la satisfacción de la pareja, la investigación demuestra que lo principal es precisamente el neuroticismo. Así que esto no depende del grado de parecido, sino de las características de los dos miembros de la pareja”.

Zuzana Štěrbová,  foto: CUNI
La novedad del estudio consiste en tener en cuenta los rasgos de carácter de forma relativa, comparándolos con otras facetas, en incluir a homosexuales en la muestra y, especialmente, en realizar el estudio sobre dos grupos nacionales de culturas distintas: checos y brasileños.

De hecho, uno de los resultados afirma que esta diferencia entre el tipo de persona que queremos como pareja, y la pareja real, es universal, comenta Štěrbová.

“Por lo que respecta a los parecidos, los resultados son básicamente los mismos. Esto significa que la cultura no tiene en la elección de la pareja de acuerdo con la homogamia absolutamente ninguna influencia”.

La cuestión es por qué sucede este fenómeno. Una de las explicaciones es que el número de parejas posibles es limitado, el mercado tiene un tope y nunca podemos acceder a la pareja ideal, algo especialmente cierto en el caso de los homosexuales, que tienen menos para elegir.

Otra causa es que a la hora de que alguien nos guste o no, realmente existen factores más importantes que la personalidad.

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“Se está demostrando sistemáticamente, en todas las culturas y géneros, que lo importante es el parecido en las características sociodemográficas: edad, educación, creencias religiosas… Esto es más importante que la personalidad. Y esta tiene mayor papel que el aspecto físico. Mejor dicho, el grado de belleza tiene un papel importante, pero no desde el punto de vista de la homogamia, es decir, que la pareja tenga que ser igual de guapa”.

Y es que la formación de las relaciones sentimentales se desarrolla de forma inconsciente, y no racional. Hablando de parecidos, otros estudios parecen demostrar que nos resultan más atractivas las personas que comparten características con nuestro progenitor del sexo opuesto, el padre si se es mujer, la madre si se es hombre, especialmente si tenemos una buena relación con él o ella.